Nota de lectura de "La ley de la vida" de Jack London

En este cuento podemos notar la presencia de las dos historias que menciona Piglia. La superficial, cuenta que un anciano ciego perteneciente a una tribu de algún lugar frío (podemos suponer que debido a las heladas y la tundra es Canadá, pero podría ser cualquier otro) se va a enfrentar a la muerte. Describe entonces sus pensamientos antes de rendirse ante la misma. La segunda historia, o el sentido del cuento, implica que los recuerdos y reflexiones que va teniendo Koskoosh están relacionados con su muerte y que existen reglas que rigen la vida de todas las especies, incluidos los seres humanos.

Se plantea entonces a la vida como un ciclo o un círculo. La historia de la caza del alpe nos adelanta la muerte del anciano y entra en la narración para generar esa analogía. La vida y la muerte corren igual para todas las especies. La referencia del alpe hacia el anciano se manifiesta por primera vez en "«Es viejo -dijo Zing-ha examinando las huellas antes que él-. Es un alce viejo que no puede seguir al rebaño. Los lobos lo han separado de sus hermanos y ya no lo dejarán en paz.»", pensamiento que se le cruza ya estando solo en el abandono. Podemos observar a su vez, que el alpe trata de resistir al ataque de los lobos, al igual que lo hace Koskoosh, pero sin embargo ambos se terminan rindiendo porque así es la ley de la vida. Esta vivencia se plantea como cíclica no solo porque se da en todas las especies, sino porque siempre se repite dentro de, en este caso, la raza humana: de la misma forma que lo abandonaron a él, él abandonó a su abuelo años atrás.

El narrador hace uso de diferentes objetos para construir el escenario. En primer lugar, ambienta la narración de forma tal que podamos conectar con el contexto y la naturaleza a partir de los pensamientos del anciano. En segundo lugar, utiliza el calor y el frío como analogía de la vida y la muerte respectivamente. El viejo trata de avivar con ramas el fuego para no morirse, sin embargo al final decide apagar la llama chisporroteante para sucumbirse en el frío y la muerte. En tercer y último lugar, utiliza a su nieta Sit-cum-to-ha para ejemplificar el rol de las mujeres en la vida ("pero Sit-cum-to-ha había sido siempre una criatura descuidada que no se preocupaba de sus antepasados, desde que el Castor, hijo del hijo de Zing-ha, puso los ojos en ella") y nuevamente lo cíclico del abandono y la muerte.

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