Autobiografía

Siempre a la hora de limpiar mi cuarto y ordenar mis cosas termino sacando todo afuera. Lo desordeno más de lo que ya estaba y volver a guardar todo me cuesta un montón.

Aprovecho esta cuarentena para disminuir el papelerío de la secundaria lo más posible y hacer lugar para los nuevos apuntes de la facultad. Me encuentro entonces con el folio de castellano y literatura y montones de textos impresos que leí en mis primeros años. Aparecen autores como Poe, Cortázar, Quiroga, Bradbury, Neruda, Borges... ¿y aquella novela que tuvimos que leer en tercer año? sí, Dr Shekyll y Mr Hyde, entonces voy a mi cajón de libros y encuentro a Rosaura, Boquitas Pintadas... Me estoy yendo por las ramas, primero los papeles. Trato de limpiar lo más posible pero termino quedándome con todo menos el material de física y química de quinto año que siempre me costó entender. Cae entonces del folio de latín una hoja, es una carta de presentación que tuvimos que hacer en primer año: "Elegí este colegio por su gran nivel, por ser público, y por los distintos tipos de materias, talleres y deportes que tiene...". Me suena demasiado ajena ya esta carta. 

Entonces noto a un costado un libro del curso de ingreso y recuerdo aquella noche en el instituto de preparación, estaba tan estresada que no me podía parar porque no podía siquiera sentir mis piernas.
En otro cajón hay una carpeta llena de dibujos, cartas y otros papeles, algunos me los habían dado y otros los había hecho yo. Hay uno muy especial que le había hecho a mi abuela "Feliz cumple abu" dice con un caracol de colores al costado. Ella me pasaba a buscar todos los días a la salida de la primaria y yo solía ponerme a dibujar en su casa mientras comía unas vainillas con dulce de leche. Todos los dibujos que hacía se los solía dar a mi vieja "De Male Para Mamá" seguido de un corazón, generalmente se los daba a la noche o la mañana antes de que me acompañe al colegio.

Diviso ahora una carta roja con forma de corazón fechada en el catorce de febrero de dos mil diez, "Male, te quiero mucho, sos la mejor novia que tuve y te re ¡AMO!", me río, Valentín me la había dado el día de su cumpleaños.

Nuevamente encuentro un dibujo, pero este ya es más reciente. Lo había hecho en el hospital cuando internaron a mi abuela por una fractura de cadera. Es de un búho, me inspiré en la botella de Villavicencio que tenía en la mano, acompañada por los programas de Natgeo que pasaban en la televisión de la sala. Semanas antes, mi abuela había sufrido dos robos por medio de llamadas telefónicas. Fue a hacer la denuncia a la policía acompañada por mi mamá y al día siguiente le tiraron abajo el departamento. Luego de la internación la mudamos a un monoambiente con seguridad.

Veo al fondo del estante ahora mi cajita musical con forma de flor, tiene pétalos rojos y sobre ella danzan dos abejas imantadas al compás de una melodía a cuerda. Este objeto protagoniza mi primer recuerdo a los tres años, cuando mi papá me despertó cantándome a la par de su sonido el feliz cumpleaños luego de haber vuelto de Alemania. Un año atrás habíamos ido a vivir allá  porque a mi viejo le había surgido un laburo pero nos volvimos seis meses después con mi mamá porque se divorciaron.

Casi me caigo al pisar un papel violeta y verde tirado en el piso. Me recuerda este folleto a aquellas reuniones de horas de debate los domingos del dos mil dieciocho . En un principio éramos unas diez, después fuimos unas cien, llegamos a ser todas y todes (o casi). Ahí nuestro grupo secundario dejó de ser un grupo para ser un movimiento. Y así como se fue agrandando, también se fueron sumando voces diversas. Tal cual pasaba allá afuera en las calles. Todo esto fue posible en nuestro colegio gracias a ella, la primera que se animó a publicar su testimonio.

Acomodo ese folleto en mi cajita de recuerdos, junto al video que me regalaron las chicas para mis quince, la entrada al festival que fuimos con Vale, los pasajes a Uruguay de mis primeras vacaciones sola con Laru y la entrada de la obra de teatro a la que fuimos con Ani. ¡Ah! Y escondido ahí abajo el glorioso papelito celeste que me dio Sabri con los hacks de Los Sims.

Era tan simple como ordenar los papeles de la secundaria, pero siempre a la hora de limpiar mi cuarto y ordenar mis cosas termino sacando todo afuera. Lo desordeno más de lo que ya estaba y volver a guardar todo me cuesta un montón.

Comentarios

  1. Hola Male (me paso por acá también!)

    Me gustó muchísimo tu autobiografía. Me gusta,
    en especial, como iniciás y cerrás el relato utilizando las mismas palabras, y cómo "sacar todo afuera" simboliza a su vez una limpieza y la exteriorización de un montón de memorias.
    Me siento identificada con que "lo desordenás más de lo que ya estaba", y como lo que inicia siendo un día de orden termina desembocando en que florezcan muchísimos recuerdos y sentimientos.
    Son cosas que están siempre ahí, a nuestro alcance, cargadas con muchos significados.
    Me gusta tu forma de narrar, es muy concisa y fluída; y también que uses tus recuerdos físicos (una carta, una cajita musical, un dibujo) para ayudarnos a adentrarnos en los significados que sólo vos conocés.

    Besos,
    Agus.

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    1. ¡Hola Agus! Jajaja te respondo acá a ambos comentarios.
      Me pone muy contenta que te hayas tomado el tiempo para leerlos y que te hayan gustado. Mil gracias por contarme lo que sentiste al respecto en cada uno.
      ¡Nos vemos el miércoles!
      Besoo

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